Crónica de una muerte anunciada.
Hoy mi masa ha acabado en el fondo del cubo de la basura. ¡Destino cruel! Todas las ilusiones de una pobre panadera novata se irán mañana en el camión de la basura.
Pero, mientras limpiaba mi bol, ya pensaba en refrescar la masa madre que tengo en la nevera para poder hacer pan. Los niños no tienen cole el miércoles y quiero amasar con ellos.
Y volveré a intentar crear mi masa madre bebé. Espero que, con un poco de suerte y la calefacción central, las dos lo tengamos más fácil.