Ayer hice la receta habitual para los panes con masa madre, pero en vez de poner un 100% de harina blanca, puse solo un 60%. El 40% restante lo sustituí por un 20% de harina integral de trigo + un 20% de harina integral de centeno, tal cual me dijo Bea de Babette. Pero no me ha quedado tan rico como el pan que había hecho ella con estos porcentajes de harina y nos dió a probar el otro día en la escuela. El mío tenía menos sabor. Claro que tengo que asumir que ella es la profe y yo la aprendiz de panadera.
La de la foto es la masa recién sacada del banetón con los surquitos marcados. ¡Qué mono!
Al sacarlo del horno la corteza no estaba muy crujiente. Y es que yo creo que cuando metí los panes no estaba tan caliente como decía, pero no lo podía corroborar con mi termómetro de horno, inútilmente olvidado en un rincón de la encimera de la cocina.
A pesar de los pesares, debo decir que, cortado en rebanadas finitas y con aceite Recuerdos de Antaño, del Rincón del Segura, ha hecho un papel más que honesto en nuestro desayuno de hoy.