Hice el pan dulce de centeno clavaito a la receta del libro de Dan Lepard. Tan igualito lo hice que hasta lo calciné como parece que hacen los suecos. Y estaba rico, pero claro, quitando la corteza negra que lo envolvía. Buenísimo el sabor que le dió la miel, la ralladura de naranja y el cardamomo. Y el olor que invadió toda la casa mientras lo horneaba… indescriptible.
Conclusión: Lo haré a mi manera y os contaré el resultado.