Doce horas después de mi última anotación en este blog, mi masa madre bebé perezosa parece que empieza a animarse un poco. Da la sensación de estar brillante, como si la hubiera pincelado con agua. Y el olor cada vez me recuerda más al de un trocito de queso de burgos que se hubiera pasado. Ay, como me gustaría que Bea, de Babette, pudiera oler también por debajo del gorrito de ducha y oir su opinión de experta panadera.