Después de unas dos horas de autolisis la masa estaba perfecta para ser amasada y me he puesto a ello, le he ido dando descansitos, dejándola cubierta con un bol. Mientras me tomaba un té y repasaba las notas del librillo de Babette.

Y, finalmente he conseguido una bola de masa monísima que ha superado las pruebas del culito de bebé y la de la ventana. A continuación he enaceitado un bol y la he puesto con el lado bonito hacia abajo y también le he untado ligeramente de aceite la parte de arriba.

En hora y media doblaré la masa por primera vez.