Quien haya ido en el Ave con un buen pan en el bolso, que levante la mano

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Me sentía como Paco Martínez Soria. Me daba la sensación que el aroma del pan me delataba desde el bolso, olía de maravilla.
Y es que el jueves empecé un taller nuevo en La cocina de Babette. Un taller de panes integrales, multicereales y multisemillas. Y claro, como es su costumbre, nos mando con masitas y tareas para casa. Una de las masas para hacer un buen pan de espelta y otra para hacer un buen pan de trigo.

Pero el viernes había demasiadas cosas que hacer y no había tiempo para hacer 2 panes… Improvisando mezcle los 2 prefermentos y las 2 masas bobas, añadí la sal y la levadura. Amasé, boleé y deposité la masa en un banetton. Y lo pusé al sol, las prisas no son buenas pero no tenía tiempo para un segundo levado pausado. El sol hizo su trabajo y en 45 minutos lo pude meter en el horno. Y salió justo a tiempo para que se enfriara y pudiera ir en el bolso caminito de Sevilla.

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100% centeno: Pan sueco dulce

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Es un pan tan de centeno, pero tan de centeno, que hasta la masa madre es de centeno. Y es que puestos a ser puristas, yo, como la que mas. Eso sí, no pienso volver a seguir los consejos de Lepard en su libro Hecho a mano, sobre calcinar la corteza al estilo sueco. El primero que hice estaba buenísimo pero sólo nos comimos la miga. Y es que en casa nos gustan los panes tirando a poco cocidos. Sí, sí, ya se que se pierde una gama importante de sabores pero es que no nos gustan y preferimos perdérnoslos.

Mientras estaba en el horno, el aroma que salía de la cocina era inenarrable. Una mezcla entre naranja y cardamomo que quitaba el sentío.

Lo peor de este pan es que hay que empezarlo casi 4 días antes de que te lo quieras comer. Sí, sí. Porque el primer día hay que ocuparse de refrescar la masa madre, como con cualquier otro pan, pero con harina de centeno. Además, en un segundo bol, hay que preparar una mezcla con 240ml de agua a unos 80º y 50g de harina clara de centeno.

En nuestro segundo día, mezclé 200g de masa madre, 50 ml de agua, 140g de miel (de flor de azahar) y la mezcla del día anterior. Después de bien mezclado, le añadí 200g de harina clara de centeno y 100g de harina integral de centeno. Según la receta del libro de Dn Lepard, habría que haber puesto sólo harina clara, pero no tenía mas. Y no iba a salir corriendo a comprar. No, no, no, se improvisa y ya. También en este paso añadí el cardamomo (las semillas bien molidas de unas 4 ó 5 vainas) y la ralladura de una naranja y una cucharadita de sal del Himalaya.

Cuando estaba bien mezclado, lo volqué en un molde previamente enaceitado y enharinado y lo alisé presionándolo, primero con una paleta y después con la mano hasta que quedó bien lisito. Y se quedó esperando en la encimera de la cocina bien tapado con un gorrito de ducha hasta que levó, casi unas 6 horas en total.

Metí el buen pan en el horno precalentado a 220º. A los 10 minutos lo bajé a 150º y lo cubrí con papel de aluminio. Así estuvo una hora. Después de apagarlo lo dejé en el horno toda la noche, en los panes de centeno esto hace que se acentúen sus matices dulces.

Y, después de esperara casi 48 horas, como manda Lepard, esta mañana lo he desayunado calentándolo un poquito en el tostador con un poco de queso de Burgos. Estaba buenísimo.

Cosas a tener en cuenta para la próxima vez: Al poner la masa en el molde, tengo que acordarme de aplastar con una paleta poco a poco, no sólo al final. Así conseguiré más uniformidad en la miga, creo yo. Porque en este se notaba que en la parte de abajo los alveolillos eran un poco más grandes y menos regulares.

Visto y no visto: Breve historia de un pan de molde

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Ayer, por primera vez, me atreví con un pan de molde. Lo hice grandecito, en un molde que compre online en El Amasadero. Utilice 740g de harina de fuerza, también de El Amasadero, 3,8g de levadura y 8,5g de sal del Himalaya.

Después de mezclar harina y leche y dejarlo reposar algo más de una hora. Después de amasar, tras añadir la levadura y la sal. Después de que pasara una noche en la nevera, bien cubierto con papel film para que no se secara. Después de dejar que se pusiera a temperatura ambiente durante algo más de media hora. Después de desgasificarlo con energía, formar un rectángulo en la mesa, doblarlo al centro por los lados más largos, pintarlo con agua, enrollarlo con firmeza y sellarlo. Después de esperar al segundo levado durante casi 2 horas, con la masa en el molde. Después de hornearlo a 200º en 25 minutos. 20120509-195404.jpg
Después de toda esa entretenida faena… El pan de molde ha llegado para una merienda y un desayuno. Bajo llave está el trocito que mañana voy a llevarle a Bea de Babette. Quiero saber que le parece.

Florecillas de pan de aceite

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He hecho unos panes pequeñitos de aceite con 300g de harina panadera de El Amasadero, 200g de agua, 2,1g de levadura para masas enriquecidas (una muy buena que compré en Babette) y 6,6g de sal del Himalaya (rica, rica y mucho más sana, aunque un poco menos saladora, que también compré en Babette).

Primero he mezclado bien bien la harina con el agua, hasta que no ha quedado ningún punto sequito y lo he dejado reposar 45 minutos. Luego he integrado la sal y la levadura en la masa y la he sacado a la mesa para amasarla. Después del primer levado, la he volcado en la mesa bien enharinada para ir formando un rectángulo más ancho que alto y cuando lo tenía de un grosor parecido por todas partes le he untado con las manos aceite de oliva virgen. He doblado los dos lados cortos del rectángulo hacia el centro y lo he vuelto a doblar por la mitad para después dejarlo reposar durante 10 minutos, cubierto con papel film para evitar que se secara.

Después de ese corto reposo, la masa se ha relajado un poco y he podido volver a estirarla procurando que quedará un rectángulo bastante más ancho que largo. La he vuelto a untar de aceite con los dedos y la he enrollado desde el lado más largo, obteniendo una especie de «brazo de gitano». Después he cortado en piezas de unos 2 cm de grosor y las he puesto sobre una bandeja de hornear.

Cuando ya tenía todas las florecillas les he dado un corte con tijeras en sentido contrario al centro del rollito y las he cubierto con un papel film para que no se secarán durante la hora que tenían que levar por segunda vez.

A la media hora he encendido el horno a 250º y media hora después, más o menos, he puesto la bandeja dentro, previa retirada del papel film, he creado vapor en el horno y lo he bajado a 230º después de cerrarlo. A los 10 minutos ya estaban cocidos. Les he dado 5 minutos mas, después de dejar salir el vapor, para que cogieran algo de colorcillo. Han quedado monísimos y ya no que da ninguno. ¿Estarían tan ricos?

Marcelina se ha instalado en mi cocina.

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Sí, sí. Hoy me he levantado, he desayunado, he llevado a los niños al cole y a la vuelta me he encontrado con Marcelina en la cocina. Con su ayuda y desparpajo en materia de buenos panes, hemos preparado y amasado la masa de unos buenos panecillos de aceite. También hemos hecho la mezcla de harina y leche para hacer un buen pan de molde. Y hemos refrescado mi masa madre con harina de centeno para intentar otra vez el buen pan dulce de centeno de Dan Lepard, sin calcinarlo en el horno, a ser posible. Pero eso ya será mañana.

De momento vuelvo a la cocina, Marcelina ha empezado a amasar la masa del pan de molde y no quiero que lo haga ella todo sola ;-))

Mi primer pan de espelta

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Lo he hecho de espelta 100%.

He puesto 390g de masa madre (aunque originalmente era de trigo, la he ido refrescando con harina blanca de espelta del Rincón del Segura), 455g de agua, 780g de harina y 19,5 de sal rosa del Himalaya.

Al empezar a amasarlo, después de poco más de una hora de autolisis, parecía que la masa resultaba más pegajosa que una masa de trigo pero en dos vueltas de amasado francés ya empezaba a responder divinamente.

Ahora está en un bol enaceitado dispuesta a dormir en la nevera. Me voy acordando cada 2 horas más o menos de hacer los doblados que le vienen también a las levaduras para que coman rico, rico. Espero acordarme de doblarla por última vez antes de irme a dormir y darle la vuelta a la masa.

Me acordé de doblarla y la dejé en la nevera hasta hoy a las 12 del mediodía, aproximadamente. Decidí hacer 2 hogazas.

Después de preformarlas y formarlas con un buen boleado, creando tensión, las puse en sendos banetones.


 

Ya horneadas y casi frías, las probamos. Uno de mis hijos dijo: «Es pan de masa madre, no me gusta». (Soso). El otro dijo: «Mamá está más rico que otras veces» (Que majo). Y a mi me pareció que la textura de la miga era muy parecida a la de un buen pan de trigo.

He regalado medio pan a una buena amiga y otro medio pan a una buena vecina. Las dos han tenido algo que ver en la preparación de estos panes y a las dos les han encantado.

¡Que gusto compartir mi buen pan! El resto me lo comeré yo con mis polluelos, bueno sólo con uno, que al otro no le gusta y el polluelo grande está fuera del nido. Marcelina hubiera hecho lo mismo si sus amigos la hubieran ayudado a hacer su buen pan.

 

2 panes y 5 baguettes de una vez

Empiezo a escribir mientras los futuros 2 panes y las futuras 5 baguettes descansan recién preformados debajo de un couché. Ayer empecé el proceso.

Me gusta hacer varias cosas a la vez porque tengo la sensación que casi con el mismo trabajo consigo muchos más frutos. Y es que cuando empecé a hacer pan me parecía que debía dedicar un montón de tiempo para  esperar por la autolisis, el primer levado, el segundo levado, el horneado. Sin embargo ahora que lo he automatizado y que he decidido que siempre trabajo con masas retardadas, es decir, que empiezo mis buenos panes 1 día y los acabo al día siguiente, siento que sólo le dedico 2 ratitos el primer día, y un ratito el segundo. Y, si en vez de un ratito dedico un rato, hago mucho más pan con la misma dedicación.

Cuando las imágenes valen más que las palabras

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Y es que ayer en Babette vivimos una experiencia religiosa, que digo una, vivimos varias porque tras hornear suizos y brioches, mmmmmmmmmmm, los sabores fueron indescriptibles.20120419-215249.jpg

Hicimos dos masas de suizos diferentes, una con mantequilla y otra con manteca de cerdo (algo que a mi siempre me ha sonado insano pero que si proviene de un buen cerdo ibérico es un gran sustituto de la mantequilla para todos aquellos niños y no tan niños que no toleran la lactosa o son alérgicos a la leche y sus derivados). Y fue realmente curioso porque una vez horneados no hubo manera de distinguirlos. Hubo un empate técnico a 4 intentando distinguir entre los que eran de mantequilla y los que eran de manteca. Fue una interesante conclusión que nos llevo a pensar que da igual hacerlos de una u otra manera siempre que estén bien hechos.

Eso sí, si usáis mantequilla que sea buena buena, rica, rica. En cualquier masa enriquecida, la calidad de la mantequilla tiene muchísimo que decir, empezando porque las malas mantequillas se derriten mucho antes y dificultan enormemente el preformado y el formado.20120419-215319.jpg

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Los briochitos fueron una gozada de formar. Es una técnica de lo más entretenida que nos obligaba a estar muy pendientes de lo que hacíamos mientras rodábamos las masitas por la mesa una a una, las alargábamos hasta conseguir una especie de medallón del que salía un colgante rematado en una bola, para al final hacer un agujero grandecito en el medallón por donde meter la bolita, consiguiendo de la forma que véis en la foto de arriba. Aunque en esta foto ya están muy hinchaditos porque ya habían pasado por el segundo levado.20120419-215407.jpg

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Estos otros brioches grandes fueron mucho más fáciles de formar porque sólo había que hacer 3 bolas grandes por molde y meterlas de forma que quedaran bien juntitas para que al subir en el horno se pegaran formando una sola unidad de brioche deliciosa.20120419-215509.jpg

No supimos decir si los suizos eran más bonitos o estaban más ricos que los brioches. Y en casa tampoco pudieron decidirse.20120419-215520.jpg

La miga de los brioches era para llorar de bonita.

masas, masas y más masas hoy en @cocinadebabette

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Masas de suizos, de rosas aceite, de panes de leche, de brioches… Que de trabajo y que de enseñanzas por parte de Bea de la Cocina de Babette. Lo tenía todo tan organizado -casi al microsegundo- para que nos diera tiempo a hacer todas las masas que había programado para esta mañana y que ahora están durmiendo en su nevera para ser horneadas mañana, durante la segunda y última clase del taller de masas enriquecidas.

Pero no todo ha sido preparar para mañana, ¡menso mal! Justo al final de la clase, a esa hora en que el hambre domina nuestros sentidos, nuestros paladares han podido disfrutar de los panes de aceite. Mmmmmmm. Y son bien sencillos de hacer.

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